Son las seis de la mañana y el sol aparece lentamente por el Horizonte. Nos dirigimos hacia una región del condado de Baringo, Kenya, donde viven persones desplazadas por las inundaciones del Lago Baringo durante el año 2013.
Allí nos encontramos con un grupo de mujeres compuesto por 30 miembros. Todas ellas pertenecen a la etnia Ilchamus, un grupo étnico minoritario parte del grupo étnico Maasai. Como es tradicional en la cultura Ilchamus, nos reciben con los brazos abiertos, y mientras entonan los cánticos tradicionales nos acompañan a sentarnos bajo el árbol más grande, donde nos sentaremos para charlar durante varias horas.
Irene Leching’ei, miembro de nuestro equipo, es también una mujer joven Ilchamus, así que abre la conversación en la lengua vernácula. Queremos hablar sobre las dificultades que han encontrado desde que viven en la zona donde viven ahora. Todas ellas perdieron casi todo lo que tenían con las inundaciones del lago: su tierra, sus casas, sus animales. Para muchas comunidades en Kenia, su ganado es su única fuente de riqueza. Se valora el nivel económico de una familia a través de sus vacas, cabras u ovejas, incluso si no producen una sola gota de leche. Las mujeres perdieron todo su ganado cuando se tuvieron que desplazar, ya que la zona donde viven ahora es demasiado seca y no tienen nada con que alimentar a los animales.
Durante el 2019, las aguas del Lago Baringo volvieron a inundar grandes extensiones de tierra. Esta vez, la escuela publica de primaria donde llevaban a sus hijos quedó sumergida bajo las aguas. Después de todo este tiempo, nadie ha construido ningún edificio en la nueva relocalización de la escuela, así que los niños continúan estudiando bajo la sombra de los árboles.
Pero la mayor preocupación de las mujeres eran sus jóvenes hijas. La zona donde viven está situada cerca de una zona urbana, una pequeña ciudad del condado, que ha hecho cambiar su modo de vida. Muchas de sus hijas adolescentes han tenido embarazos precoces, e incluso algunas de ellas han procedido a abortos, los cuales están prohibidos por el gobierno del país, ofreciendo situaciones de riesgo para las jóvenes.
Tres semanas más tarde, hemos iniciado nuestra intervención con el grupo de mujeres y la escuela de la comunidad. Este incluye un programa en Derechos en Salud sexual y reproductiva para las madres de la comunidad y los jóvenes en las escuelas. En las escuelas, latrinas dignas serán construidas, y para las mujeres de la comunidad se ofrecerán actividades generadoras de ingresos.
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